Científicos descubrieron por sorpresa en pruebas de laboratorio que la vitamina C puede destruir un tipo de tuberculosis (TB) resistente a los fármacos actuales. Este descubrimiento muestra otras opciones para combatir esta enfermedad que cada vez resulta más difícil de tratar.
Este descubrimiento accidental se produjo en el proceso de una investigación de laboratorio. Al repetir un experimento se utilizó la vitamina C como agente reductor. La combinación del micronutriente con el fármaco isocianida esterilizó el cultivo de la bacteria, mató al microorganismo, incluyendo las cepas más resistentes.
En estudios de laboratorio, la vitamina C -o ácido ascórbico- pareció actuar como un "agente reductor", algo que sirvió como detonante en la producción de moléculas muy reactivas conocidas como radicales libres. Estos mataron a las bacterias de TB, incluso las que ya no se pueden tratar con antibióticos convencionales como el isoniacida.
Este hallazgo sólo se ha repetido en estudios de laboratorio. Si los resultados se comprobaran en animales y humanos se avanzaría mucho en la lucha contra esta enfermedad y puede que también contra otras. Otros accidentes experimentales en investigaciones han hecho avanzar mucho a la medicina, como sucedió con la penicilina, que ha resultado tan útil para combatir muchas infecciones bacterianas.
Lo mejor es que la vitamina C es muy económica, de fácil acceso y se puede usar con seguridad. Posiblemente el problema esté en la intervención de los laboratorios farmacéuticos ya que al ser una sustancia tan básica y sencilla no promuevan su investigación terapéutica por no ser económicamente rentable.
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